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domingo, 6 de septiembre de 2015

LA XANA LA CARISSA



Las tropas romanas, en su difícil avance ,habían llegado a las orillas del río Narcea. Era una campaña dura, en una región que no conocían todo lo que hubieran querido, con tupidos bosques de hayas, cumbres escarpadas, torrentes... un clima al que no estaban acostumbrados y por si fuera poco, animales salvajes -osos, lobos...- que había que vigilar. Acamparon cerca de estos bosques, desde donde intentarían dirigirse al este, hacia el río Nalón, en cuyas cercanías se habían reunido los astures. La campaña empezaba a convertirse en una pequeña tortura, con la lluvia incesante y los pocos resultados.
Tito Carissio era uno de los encargados de someter a celtíberos y astures
llegaron a un claro del bosque en el que había un lago. Carisio vio a una muchacha en la orilla, chapoteando y bailando en las aguas, riendo y cantando.
A punto estuvo de alcanzarla y abrazarla, pero ella se adentró un poco más en el lago, escapando de él. Carissio siguió tras ella, sin darse cuenta de que el agua le cubría cada vez más. La mujer seguía chapoteando, el romano avanzaba... y no tardó en perder pie, y en hundirse en las profundidades del lago, aún extendiendo sus brazos hacia la imagen que le había llevado a la muerte. Y el agua inundó sus pulmones del mismo modo que la risa de la Xana inundaba el paisaje...
Desde entonces a la Xana de estas tierras se le llama la Xana Carissia, con el mismo nombre de quien murió intentando darle alcance. Y de ella se siguen contando historias, y se la toma por una de las más peligrosas de Asturias.