que cien duras espinas!
un capullo de ellas
bien vale mil espadas;
la dicha que se logra
por sobre los escollos,
es feliz horizonte
de una vida lograda.
Por eso no te duelan
las espinas clavadas,
aunque lleguen a tu piel
y trastoquen tu calma,
si, al final de la senda,
hay una aurora blanca,
con una Rosa Roja
asilada en tu alma.-