La virgen de Covadonga proviene del mar, donde es perseguida por los oscuros moros, llega la Virgen a la playa de Cuevas del Mar, en el concejo de Llanes: trae un bulto entre las manos del que a veces brota una luz intensa, como no se hubiera visto nunca antes; allí es recibida por un lugareño que, pasmado por semejante aparición, queda cautivo de tal esplendor.
La Virgen quería
sentar morada en la costa, pero al
parecer no admitía el ruido del mar, que molestaba al niño, que es lo que había
en el bulto. El autóctono se ofreció a llevarlos
en una mula hasta donde no se oyese el mar, y así empieza un largo peregrinar tierra
adentro. A cada poco se paran y le pregunta temeroso el asturiano a la
Virgen:
-¿Vale aquí mi reina?
La Virgen pregunta al
Niño, y no, hay que seguir, y cuanto más siguen, más gente se encuentran
y todos, menos una vieja fea y de retorcido carácter, caen también cautivos, y
les acompañan. Y siguen.
Y entonces una
roca inmensa se precipita sobre el camino que lleva la comitiva y el asturiano
le dice a la Virgen que ya no pueden
seguir, que se quedan allí. Y la Virgen pregunta al niño, y el niño sigue
oyendo el rugir del mar, y allí no se puede quedar. ¿Y entonces?
Pues la Virgen hace
así con el brazo y señala la rocona, diciéndole:
-“Ábrete, peña dura,
ya dexa pasu amin ya la mula”.
Y la rocona como
que se rompe en pedazos y deja el espacio como
de una portiella, por la que todos pasan, y siguen su camino, hasta
llegar a la Cueva, donde el Niño ya no oye el mar y donde la Virgen decide
quedar.
Esta leyenda explica no solo el origen del santuario, sino también unas huellas, o algo
parecido, que quedaron grabadas en el
suelo y que llaman ahora “ el zapatu de
la Virgen”; igualmente en Peña de Pría, al parecer, puede verse el portiellin
por donde pasó la Virgen “ En un lugar llamado “Patada de la mula”.
Esta leyenda dan a los moros que en ella aparecen el carácter
de “seres anteriores a la creación”, “engendros de la oscuridad”, moradores “del mar y de la noche, o sea del caos; o sea algo
así como los titanes de la mitología griega.
A la Virgen
la asocia con una diosa
madre-tierra- por lo de la roca y la cueva- y al Niño le identifica sin
problema alguno, con un dios solar –por la luz intensa-