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lunes, 27 de abril de 2015

Nuestra Señora de las Leyendas




La virgen de Covadonga proviene del mar, donde es perseguida por los oscuros moros, llega la  Virgen a la playa de Cuevas del Mar, en el concejo de Llanes: trae un  bulto entre las manos del que a veces brota una luz intensa, como no se hubiera visto nunca antes; allí es recibida por un lugareño que, pasmado por semejante aparición, queda cautivo de tal esplendor.
   La Virgen quería sentar morada  en la costa, pero al parecer no admitía el ruido del mar, que molestaba al niño, que es lo que había en el bulto. El autóctono  se ofreció a llevarlos en una mula hasta donde no se oyese el mar, y así  empieza un largo peregrinar  tierra  adentro. A cada poco se paran y le pregunta temeroso el asturiano a la Virgen:
-¿Vale aquí mi reina?
La Virgen pregunta al  Niño, y no, hay que seguir, y cuanto más siguen, más gente se encuentran y todos, menos una vieja fea y de retorcido carácter, caen también cautivos, y les acompañan. Y siguen.
      Y entonces una roca inmensa se precipita sobre el camino que lleva la comitiva y el asturiano le dice a la Virgen  que ya no pueden seguir, que se quedan allí. Y la Virgen pregunta al niño, y el niño sigue oyendo el rugir del mar, y allí no se puede quedar. ¿Y entonces?
   Pues la Virgen hace así con   el brazo y señala la rocona, diciéndole:
 -“Ábrete, peña dura, ya dexa  pasu amin ya la mula”.
   Y la rocona como que se rompe en pedazos y deja el espacio como  de una portiella, por la que todos pasan, y siguen su camino, hasta llegar a la Cueva, donde el Niño ya no oye el mar y donde la Virgen decide quedar.


Esta leyenda explica no solo el origen del  santuario, sino también unas huellas, o algo parecido, que quedaron  grabadas en el suelo y que  llaman ahora “ el zapatu de la Virgen”; igualmente en Peña de Pría, al parecer, puede verse  el portiellin  por donde pasó la Virgen “ En un lugar llamado “Patada de la mula”.
  Esta leyenda  dan a los moros que en ella aparecen el carácter de “seres anteriores a la creación”, “engendros de la oscuridad”, moradores “del  mar y de la noche, o sea del caos; o sea algo así como los titanes de la mitología griega.
    A  la Virgen  la asocia con una diosa  madre-tierra- por lo de la roca y la cueva- y al Niño le identifica sin problema  alguno, con un dios solar –por  la luz intensa-