Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de un
pequeño silencio me preguntó:“Además del cantar de los pájaros,
¿escuchas alguna cosa más?” Agudicé mis oídos y algunos segundos después
le respondí: “Estoy escuchando el ruido de una carreta...”
“Eso es” -dijo mi padre- “es una carreta vacía”. Pregunté a mi padre:
“¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?” Entonces mi
padre respondió: “Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por
causa del ruido. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el ruido que
hace”.
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando noto a una persona hablando
demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna,
presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a
la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
“Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.
Juan Mendizabal